domingo, 23 de septiembre de 2012

Resultados

Resultados[1]


1. El local Teletrak: delimitación de los elementos que componen la red


Se podría comenzar por la pregunta ¿Qué elementos (agentes y herramientas de cálculo) construyen un local Teletrak y cómo se posicionan para dar forma a la interacción económica? Una vez delimitados los elementos que componen la red, en la que se lleva a cabo la apuesta, será posible acercarse con más profundidad a fenómenos y acciones específicos que se generan en el mercado de interés.

Por Transparent radiation (Flickr)

Desde el aspecto físico o espacial, el Teletrak no parece muy complejo, no contiene una gran cantidad de elementos (materiales al menos). El modelo más simple es el que ofrece el local ubicado en Providencia, en el que podemos encontrar lo más básico, pero a su vez imprescindible, para que el Teletrak funcione como parte del mercado de apuestas hípicas. El local consiste en una sola habitación larga, con una caja en la que se reciben/pagan las apuestas y una serie de sillas que apuntan hacia una pantalla grande de televisión, en la cual se transmite “Teletrak TV”. Otro elemento material característico de este espacio, son las hojas de información de las carreras del día (gratis) y libros con la información más detallada de las carreras (a 1.000 pesos). Para completar los elementos de esta red, falta agregar los agentes calculadores, es decir, los apostadores y las cajeras. Vale la pena recalcar la distinción de género, los apostadores suelen ser hombres, por lo general de edad avanzada (sobre los 50 aprox.), que acuden en solitario al local. En todas las visitas a locales, se vio escasas mujeres participando en la apuesta y sólo en el local de La Cisterna, además se quedaban poco rato apostando. Por otra parte, es interesante notar que tanto los locales de Vitacura y de Manuel Montt, la caja era operada por una mujer, en contraste con un público exclusivamente masculino.

A este modelo básico de local Teletrak, se le pueden agregar elementos, que pueden tener cierta relación con el nivel socioeconómico de los asistentes. Por ejemplo, en el local de La Cisterna hay 4 pisos (pequeños) en los que se puede observar las carreras, pero ninguno en privado. En el de Providencia, existe una sala cerrada en la cual hay unas mesas privadas, en las cuales se ubican “los apostadores de más peso”, según un entrevistado de ese local. En el Teletrak de Vitacura, hay también 4 ambientes, pero bastante más diferenciados. De hecho, incluye un “café-restorán” en la terraza, adentro dos salas con sillas y un segundo piso privado, en el que apuestan “los dueños de caballos, gerentes de empresas grandes (de Falabella), gente que apuesta en grande”, dice un entrevistado del local. En este sentido, es posible apreciar una relación que parece estar dada por la cantidad apostada, mientras más alta la suma, más privacidad espera el apostador. Este ejemplo, da cuenta de las posibles relaciones entre la decisión de apostar de un agente y otros elementos de la red, como la privacidad (relaciones con otros) y la disposición física de los elementos materiales que componen el local. Por ello, a continuación nos enfocaremos en la decisión de apostar y en aquellos elementos que tengan relevancia para el enmarcado que realiza el propio apostador, en tanto participante de la red.


2. La apuesta: herramientas de calculabilidad


La apuesta es la acción económica por excelencia del mercado de juegos de azar, ya que es el acto que involucra el intercambio de dinero entre agentes calculadores, por lo tanto parece relevante centrarnos en la forma en que el espacio del Teletrak posibilita y genera un tipo de apuesta especifico. Considerando el enfoque socio-técnico de este trabajo, lo importante es observar de qué manera las herramientas que proporcionan la información para tomar la decisión de apostar (más allá del contenido que tome en consideración cada apostador), moldean un tipo de relación social específica y construyen un tipo de apuesta propio del Teletrak. Por ello, el centro del análisis esta puesto en la relación entre las fuentes de información (tecnologías o herramientas de calculabilidad) y los agentes que apuestan.

Por Ignacio Rojas

En el local Teletrak, la principal fuente de información “oficial” del mercado de apuestas hípicas son los textos informativos que entregan datos relevantes para la elección del caballo al que se le apuesta. Estos textos, aparecen relacionados más que nada con la difusión de conocimiento experto. Son presentados por medio de artefactos como los “programas oficiales”, libros y pantallas de televisión que se encuentran en el lugar donde se realiza la apuesta. El único que no es gratuito es el libro que cuesta 1.000 pesos. Estos textos se ofrecen al agente para la interacción, en el sentido de que el apostador traduce de una determinada manera la información que está contenida en éstos, otorgando importancia sólo a algunos fragmentos de información y desechando otros. Es mediante la lectura y traducción de los textos que el apostador pone en juego sus conocimientos y su habilidad para determinar a qué caballo(s) apostar. El primer mensaje que generan estos textos (programa oficial) es que la decisión sobre la carrera remite a una gran cantidad de información, que involucra las características del jinete, del caballo, el dueño y el preparador, agregándole informaciones de la prensa sobre los favoritos. En ese sentido, el programa hace patente que la decisión es compleja. De hecho las primeras conversaciones con apostadores habituales fueron sobre “aprender a mirar” el texto, es decir, a que información prestarle atención y cual desechar.


2.1 Libros: experticia y tiempo


En este punto adquiere relevancia una de las distinciones que realizan los propios entrevistados, ya que hay cierta información que puede ser interpretada y utilizada por cualquier usuario y otra que parece ser restringida para gente con cierto nivel de conocimiento más avanzado. Así, los entrevistados consideran que existen apostadores expertos y otros que no lo son tanto. La gente que no se identifica como experta suele apostar a partir la llegada y los tiempos de carreras anteriores, ya que esta información es la que tiene relevancia para ellos, que no consideran el jinete, ni el peso de los caballos u otros elementos de la hoja. Los expertos son caracterizados por el resto de los apostadores no expertos a partir de su memoria. “Para ser experto hay que saberse hasta los papás de los caballos” dice un entrevistado en el Teletrak de La Cisterna, haciendo referencia a una información que parece difícil de retener, al igual que los recuerdos de carreras anteriores de cada caballo o cada jinete. Pero hay textos que entregan la información necesaria para ser experto, si es que el experto se considera a partir de la memoria, ya que los libros que se pueden comprar a sólo 1.000 pesos y entregan la información detallada de cada caballo en la carrera del día. De esta forma otro entrevistado refiere a que el experto es el que no necesita libro, en cambio él tiene que comprarse uno para poder apostar con la misma información. El libro contiene además cierta información de expertos en estadística de la prensa para guiar al apostador. Sin embargo, cuando la distinción la marcan los autodefinidos como expertos, estos no hacen referencia a la memoria, sino a un conocimiento tácito otorgado por una experiencia laboral en la hípica. Cuando se le pregunta a un entrevistado del Teletrak de Vitacura que factores considera para elegir su caballo, menciona que el cálculo que hace es muy complejo para explicárselo al investigador, que no tiene conocimientos hípicos, que él sabe mucho de el tema porque trabajo en el hipódromo e incluso es hijo y nieto de jinetes. Entonces, en este caso el experto no es el que se acuerda de muchas cosas, sino el que sabe utilizar la información de una determinada forma a partir de un conocimiento previo. De hecho dos de los entrevistados que se consideraban expertos tenían libros y señalaban como “traducían el texto” para decidir su apuesta, tomando en consideración factores como el historial del caballo, sus tiempos, el jinete, entre otros. Vale la pena destacar que en el Teletrak de Vitacura todos los apostadores tenían libros, en cambio en el de La Cisterna era raro ver a apostadores con libro, todos ocupaban hojas.

En el hipódromo
Un aspecto clave, tiene que ver entonces con la disponibilidad de una gran cantidad de información para ser interpretada por el apostador. Y quizás más importante aún, y no sólo para aquellos que se consideran expertos, el Teletrak otorga el tiempo suficiente para poder estudiar los datos de una carrera y poder tomar una mejor decisión. Un entrevistado de La Cisterna dice: “Si he ido a ver las carreras en la cancha. Uno no puede apostar mucho allá. Uno va a ver los caballos, que tiene que preocuparse de esto… Uno tiene menos tiempo para meterse en la carrera. Acá uno tiene más tiempo para eso, para preocuparse de la carrera”. El espacio del Teletrak, con su distancia de la carrera en vivo, genera un espacio tranquilo, en el que un agente puede dedicarse a analizar con más calma y dedicación la información contenida en el libro. Así, la apuesta tendería a ser un proceso más reflexivo en el Teletrak o al menos aumenta la posibilidad de apostar en varias carreras consecutivas, pues se tiene toda la información a mano y tiempo para analizarla.



2.2 Programadel día de carreras:


Respecto al uso de programas oficiales, que son hojas que contienen información más reducida sobre los caballos que compiten en una carrera, estos pueden afectar incluso el tipo de sociabilidad que se genera entre los asistentes al Teletrak. Ya que cada apostador al ingresar saca una hoja y se sienta a rayarla con un lápiz para decidir su apuesta, marcando los caballos que “le gustan” para cada carrera. De esta forma la tecnología mediante la cual se presenta el texto, conduce a una especie de ensimismamiento de cada apostador, donde cada uno se concentra en su hoja y no conversa con el resto, excepto en momentos “especiales” como la fila para apostar o después de una carrera. La apuesta se presenta en un comienzo como una decisión personal que se plasma en el rayar la propia hoja o el libro. A pesar de este aspecto disuasivo de interacción con otros agentes, a su vez la hoja presenta una temática de conversación común y abre una posibilidad de “dialogo” con otros apostadores. En todas las idas a los locales, prácticamente no pude escuchar conversaciones sobre temas extra-hípicos. Todo lo que se hablaba entre los asistentes tenía que ver con la apuesta, son conversaciones como la que sigue: “Va a estar entre el 1 y el 4. El único que le puede ganar es ese. Si cacha que bonito va el 4, livianito. Va con unos 50.”. A veces la conversación sólo implica una exclamación, que parece no esperar siquiera una respuesta, una especie de comentario a nadie, una interpretación de la información que aparece en la hoja, que puede o no generar respuesta de otro. Además, la televisión actualiza información que no estaba en los papeles, como la información visual de los caballos y los dividendos de cada uno de estos. El “ambiente” que se forma entre las carreras puede ser descrito como una especie de trance, donde cada apostador se encuentra sentado solo, mirando su hoja o la pantalla donde se repite una y otra vez la carrera anterior, sin mirar a los demás apostadores que se encuentran sentados cerca, pero lanzando frases ocasionales sobre las carreras.

Lo interesante, es que este tipo de sociabilidad bastante poco común fuera del Teletrak (en base a frases a todos y a nadie), tiene implicancias en la decisión de apostar. Ya que como me cuenta un entrevistado de Providencia, a veces él apuesta por cosas que escucha de otros apostadores, de hecho su premio más grande (350.000 pesos) lo consiguió “armando” una perfecta[2] en base a información escuchada al azar y decisiones propias.


2. 3. Pantallas de televisión: sociabilidad y ritmos

Por regalatisgratis (Flickr)

En este punto parece relevante el análisis de otro intermediario técnico cómo son las pantallas de televisión, las que se encuentran repartidas por todo el local y en constante funcionamiento. Tanto la música cómo la información visual que se presenta entre carreras es “plana” y repetitiva, generando un ambiente con un ritmo lento entre carreras, con un contraste muy marcado con los momentos de carrera, donde el ambiente se anima con lo que se muestra en pantalla. De esta forma se puede ver, al igual que en el texto de Knorr Cetina y Bruegger (2002), como las pantallas condicionan el ritmo de los Teletrak, con grandes momentos de relajo y pocos de tensión, estos últimos limitados a los pocos segundos que dura la carrera, donde los apostadores gritan y animan a sus caballos ruidosamente. Es sólo en estos periodos cercanos a la carrera que los apostadores suelen cruzar algunas palabras entre ellos, generando un dialogo que no suele escapar de la temática hípica, refiriendo al caballo que “le gusta” a cada uno en la carrera que viene o el resultado de la que ha pasado recién. En este sentido, si bien las tecnologías producen una individualización de la apuesta, también pueden congregar a los usuarios, en definitiva van marcando los ritmos. En este punto, parece pertinente aplicar el concepto de “face-to-screen situation” (Knorr Cetina y Bruegger, 2002), el cual supone una situación donde el espacio y sus elementos están configurados para privilegiar una interacción con la pantalla, antes que con los otros elementos que se encuentran presentes. Esto conlleva a una “división del trabajo” de los sentidos, donde la pantalla domina la interacción, concentrando a la vista, mientras que todo lo que ocurre alrededor queda en un segundo plano, captado por medio del oído. Esto podría explicar ese tipo de sociabilidad mencionada previamente, donde no es necesario interactuar visualmente con otro, basta que el otro este escuchando para participar en la interacción.


2.4 Diseño de los locales


Un último punto a considerar en este análisis de los artefactos es el diseño de los locales, entendiendo la disposición de los televisores y de los “ambientes” donde se observaban las carreras. En el Teletrak de La Cisterna existían 4 ambientes, en tres pisos distintos, lo que permitía la movilidad y el intercambio de puestos entre carreras, ya que era más fácil ver la carrera desde distintos ángulos del lugar. Esto generaba la oportunidad de encuentros espontáneos entre apostadores, que se movían constantemente ya sea a las cajas a apostar o a ver la carrera de lugares distintos. En cambio en el local de Manuel Montt, el local era una sala larga con una serie de asientos apuntando a un solo televisor. Ante este escenario la movilidad de los apostadores era reducida por los aspectos materiales del local, incentivando el quedarse sentado por largos periodos de tiempo sin cruzar palabras con otros.


Conclusiones (parciales)


En términos generales, es posible plantear que al interior del Teletrak un tipo de apuesta especifico, distinto al realizado en el hipódromo o en otro tipo de juegos de azar. Para poder afirmar esto de forma categórica, se requeriría un trabajo comparativo, que por motivos de tiempo escapa a los propósitos de este trabajo. Sin embargo, es posible afirmar que en los locales de Teletrak existen características comunes, que generan relaciones específicas entre los agentes calculadores y otros elementos de la red. Estas relaciones tienen que ver tanto con la gran disponibilidad de información y de tiempo, como con la sociabilidad especial al interior de un local. Estas especificidades del Teletrak pueden ayudar a explicar la sustentabilidad de este mercado, ya que mantienen conectado a la red a un tipo de consumidor que puede ser distinto al que va al hipódromo. El usuario del Teletrak afirma que va al local, además de a apostar, a pasar un rato con los amigos, a liberar tensiones o escapar de la señora. Aunque comúnmente se lo vea en soledad, ensimismado en la pantalla o en un papel, lanzando frases al aire o tomando una cerveza a escondidas afuera del local, el apostador se siente cómodo en ese contexto, siendo parte de esa red especifica, que constituye cada local de Teletrak a lo largo del país.

Compadre Moncho jugando en Teletrak (Por The Clinic)



[1] Para levantar la información analizada en este trabajo, se realizaron dos visitas al Teletrak de Manuel Montt (con 4 entrevistas/conversaciones), dos al de Lo Ovalle (3 entrevistas/conversaciones) y una al de Vitacura (1 entrevista). Se pretende asistir una vez más al Teletrak de Vitacura, antes de la entrega definitiva de resultados, aunque ya se vislumbra cierta saturación de los datos.

[2] Elegir los 4 primeros caballos en el orden correcto