1. El local Teletrak: delimitación de los elementos que componen la red
Se
podría comenzar por la pregunta ¿Qué elementos (agentes y herramientas de
cálculo) construyen un local Teletrak y cómo se posicionan para dar forma a la
interacción económica? Una vez delimitados los elementos que componen la red,
en la que se lleva a cabo la apuesta, será posible acercarse con más
profundidad a fenómenos y acciones específicos que se generan en el mercado de interés.
Por Transparent radiation (Flickr)
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Desde
el aspecto físico o espacial, el Teletrak no parece muy complejo, no contiene
una gran cantidad de elementos (materiales al menos). El modelo más simple es
el que ofrece el local ubicado en Providencia, en el que podemos encontrar lo
más básico, pero a su vez imprescindible, para que el Teletrak funcione como
parte del mercado de apuestas hípicas. El local consiste en una sola habitación
larga, con una caja en la que se reciben/pagan las apuestas y una serie de
sillas que apuntan hacia una pantalla grande de televisión, en la cual se
transmite “Teletrak TV”. Otro elemento material característico de este espacio,
son las hojas de información de las carreras del día (gratis) y libros con la
información más detallada de las carreras (a 1.000 pesos). Para completar los
elementos de esta red, falta agregar los agentes calculadores, es decir, los apostadores
y las cajeras. Vale la pena recalcar la distinción de género, los apostadores
suelen ser hombres, por lo general de edad avanzada (sobre los 50 aprox.), que acuden
en solitario al local. En todas las visitas a locales, se vio escasas mujeres participando
en la apuesta y sólo en el local de La Cisterna, además se quedaban poco rato
apostando. Por otra parte, es interesante notar que tanto los locales de
Vitacura y de Manuel Montt, la caja era operada por una mujer, en contraste con
un público exclusivamente masculino.
A
este modelo básico de local Teletrak, se le pueden agregar elementos, que
pueden tener cierta relación con el nivel socioeconómico de los asistentes. Por
ejemplo, en el local de La Cisterna hay 4 pisos (pequeños) en los que se puede
observar las carreras, pero ninguno en privado. En el de Providencia, existe
una sala cerrada en la cual hay unas mesas privadas, en las cuales se ubican “los
apostadores de más peso”, según un entrevistado de ese local. En el Teletrak de
Vitacura, hay también 4 ambientes, pero bastante más diferenciados. De hecho,
incluye un “café-restorán” en la terraza, adentro dos salas con sillas y un
segundo piso privado, en el que apuestan “los dueños de caballos, gerentes de
empresas grandes (de Falabella), gente que apuesta en grande”, dice un
entrevistado del local. En este sentido, es posible apreciar una relación que
parece estar dada por la cantidad apostada, mientras más alta la suma, más
privacidad espera el apostador. Este ejemplo, da cuenta de las posibles relaciones
entre la decisión de apostar de un agente y otros elementos de la red, como la
privacidad (relaciones con otros) y la disposición física de los elementos
materiales que componen el local. Por ello, a continuación nos enfocaremos en
la decisión de apostar y en aquellos elementos que tengan relevancia para el
enmarcado que realiza el propio apostador, en tanto participante de la red.
2. La apuesta: herramientas de calculabilidad
La
apuesta es la acción económica por excelencia del mercado de juegos de azar, ya
que es el acto que involucra el intercambio de dinero entre agentes
calculadores, por lo tanto parece relevante centrarnos en la forma en que el
espacio del Teletrak posibilita y genera un tipo de apuesta especifico. Considerando
el enfoque socio-técnico de este trabajo, lo importante es observar de qué
manera las herramientas que proporcionan la información para tomar la decisión
de apostar (más allá del contenido que tome en consideración cada apostador),
moldean un tipo de relación social específica y construyen un tipo de apuesta
propio del Teletrak. Por ello, el centro del análisis esta puesto en la
relación entre las fuentes de información (tecnologías o herramientas de
calculabilidad) y los agentes que apuestan.
Por Ignacio Rojas
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En el local Teletrak, la principal fuente de información “oficial” del mercado de apuestas hípicas son los textos informativos que entregan datos relevantes para la elección del caballo al que se le apuesta. Estos textos, aparecen relacionados más que nada con la difusión de conocimiento experto. Son presentados por medio de artefactos como los “programas oficiales”, libros y pantallas de televisión que se encuentran en el lugar donde se realiza la apuesta. El único que no es gratuito es el libro que cuesta 1.000 pesos. Estos textos se ofrecen al agente para la interacción, en el sentido de que el apostador traduce de una determinada manera la información que está contenida en éstos, otorgando importancia sólo a algunos fragmentos de información y desechando otros. Es mediante la lectura y traducción de los textos que el apostador pone en juego sus conocimientos y su habilidad para determinar a qué caballo(s) apostar. El primer mensaje que generan estos textos (programa oficial) es que la decisión sobre la carrera remite a una gran cantidad de información, que involucra las características del jinete, del caballo, el dueño y el preparador, agregándole informaciones de la prensa sobre los favoritos. En ese sentido, el programa hace patente que la decisión es compleja. De hecho las primeras conversaciones con apostadores habituales fueron sobre “aprender a mirar” el texto, es decir, a que información prestarle atención y cual desechar.
2.1 Libros: experticia y tiempo
En este punto adquiere relevancia una de las
distinciones que realizan los propios entrevistados, ya que hay cierta
información que puede ser interpretada y utilizada por cualquier usuario y otra
que parece ser restringida para gente con cierto nivel de conocimiento más
avanzado. Así, los entrevistados consideran que existen apostadores expertos y
otros que no lo son tanto. La gente que no se identifica como experta suele
apostar a partir la llegada y los tiempos de carreras anteriores, ya que esta
información es la que tiene relevancia para ellos, que no consideran el jinete,
ni el peso de los caballos u otros elementos de la hoja. Los expertos son
caracterizados por el resto de los apostadores no expertos a partir de su
memoria. “Para ser experto hay que saberse hasta los papás de los caballos”
dice un entrevistado en el Teletrak de La Cisterna, haciendo referencia a una
información que parece difícil de retener, al igual que los recuerdos de
carreras anteriores de cada caballo o cada jinete. Pero hay textos que entregan
la información necesaria para ser experto, si es que el experto se considera a
partir de la memoria, ya que los libros que se pueden comprar a sólo 1.000
pesos y entregan la información detallada de cada caballo en la carrera del
día. De esta forma otro entrevistado refiere a que el experto es el que no
necesita libro, en cambio él tiene que comprarse uno para poder apostar con la
misma información. El libro contiene además cierta información de expertos en
estadística de la prensa para guiar al apostador. Sin embargo, cuando la
distinción la marcan los autodefinidos como expertos, estos no hacen referencia
a la memoria, sino a un conocimiento tácito otorgado por una experiencia
laboral en la hípica. Cuando se le pregunta a un entrevistado del Teletrak de
Vitacura que factores considera para elegir su caballo, menciona que el cálculo
que hace es muy complejo para explicárselo al investigador, que no tiene
conocimientos hípicos, que él sabe mucho de el tema porque trabajo en el
hipódromo e incluso es hijo y nieto de jinetes. Entonces, en este caso el
experto no es el que se acuerda de muchas cosas, sino el que sabe utilizar la
información de una determinada forma a partir de un conocimiento previo. De
hecho dos de los entrevistados que se consideraban expertos tenían libros y
señalaban como “traducían el texto” para decidir su apuesta, tomando en
consideración factores como el historial del caballo, sus tiempos, el jinete,
entre otros. Vale la pena destacar que en el Teletrak de Vitacura todos los
apostadores tenían libros, en cambio en el de La Cisterna era raro ver a
apostadores con libro, todos ocupaban hojas.
En el hipódromo |
2.2 Programadel día de carreras:
Respecto al uso de programas oficiales, que son hojas
que contienen información más reducida sobre los caballos que compiten en una
carrera, estos pueden afectar incluso el tipo de sociabilidad que se genera
entre los asistentes al Teletrak. Ya que cada apostador al ingresar saca una
hoja y se sienta a rayarla con un lápiz para decidir su apuesta, marcando los
caballos que “le gustan” para cada carrera. De esta forma la tecnología
mediante la cual se presenta el texto, conduce a una especie de ensimismamiento
de cada apostador, donde cada uno se concentra en su hoja y no conversa con el
resto, excepto en momentos “especiales” como la fila para apostar o después de
una carrera. La apuesta se presenta en un comienzo como una decisión personal
que se plasma en el rayar la propia hoja o el libro. A pesar de este aspecto
disuasivo de interacción con otros agentes, a su vez la hoja presenta una temática
de conversación común y abre una posibilidad de “dialogo” con otros
apostadores. En todas las idas a los locales, prácticamente no pude escuchar
conversaciones sobre temas extra-hípicos. Todo lo que se hablaba entre los
asistentes tenía que ver con la apuesta, son conversaciones como la que sigue: “Va a
estar entre el 1 y el 4. El único que le puede ganar es ese. Si cacha que
bonito va el 4, livianito. Va con unos 50.”. A veces la conversación sólo
implica una exclamación, que parece no esperar siquiera una respuesta, una
especie de comentario a nadie, una interpretación de la información que aparece
en la hoja, que puede o no generar respuesta de otro. Además, la televisión actualiza información que no
estaba en los papeles, como la información visual de los caballos y los
dividendos de cada uno de estos. El “ambiente” que se forma entre las carreras
puede ser descrito como una especie de trance, donde cada apostador se
encuentra sentado solo, mirando su hoja o la pantalla donde se repite una y
otra vez la carrera anterior, sin mirar a los demás apostadores que se
encuentran sentados cerca, pero lanzando frases ocasionales sobre las carreras.
Lo interesante, es que este tipo de sociabilidad bastante
poco común fuera del Teletrak (en base a frases a todos y a nadie), tiene
implicancias en la decisión de apostar. Ya que como me cuenta un entrevistado
de Providencia, a veces él apuesta por cosas que escucha de otros apostadores,
de hecho su premio más grande (350.000 pesos) lo consiguió “armando” una
perfecta[2] en
base a información escuchada al azar y decisiones propias.
2. 3. Pantallas de televisión: sociabilidad y ritmos
Por regalatisgratis (Flickr)
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En este punto parece relevante el análisis de otro
intermediario técnico cómo son las pantallas de televisión, las que se
encuentran repartidas por todo el local y en constante funcionamiento. Tanto la
música cómo la información visual que se presenta entre carreras es “plana” y
repetitiva, generando un ambiente con un ritmo lento entre carreras, con un
contraste muy marcado con los momentos de carrera, donde el ambiente se anima
con lo que se muestra en pantalla. De esta forma se puede ver, al igual que en
el texto de Knorr Cetina y Bruegger (2002), como las pantallas condicionan el ritmo de los Teletrak,
con grandes momentos de relajo y pocos de tensión, estos últimos limitados a
los pocos segundos que dura la carrera, donde los apostadores gritan y animan a
sus caballos ruidosamente. Es sólo en estos periodos cercanos a la carrera que
los apostadores suelen cruzar algunas palabras entre ellos, generando un
dialogo que no suele escapar de la temática hípica, refiriendo al caballo que
“le gusta” a cada uno en la carrera que viene o el resultado de la que ha
pasado recién. En este sentido, si bien las tecnologías producen una
individualización de la apuesta, también pueden congregar a los usuarios, en
definitiva van marcando los ritmos. En este punto, parece pertinente aplicar el
concepto de “face-to-screen situation” (Knorr Cetina y Bruegger, 2002),
el cual supone una situación donde el espacio y sus elementos están configurados
para privilegiar una interacción con la pantalla, antes que con los otros
elementos que se encuentran presentes. Esto conlleva a una “división del
trabajo” de los sentidos, donde la pantalla domina la interacción, concentrando
a la vista, mientras que todo lo que ocurre alrededor queda en un segundo
plano, captado por medio del oído. Esto podría explicar ese tipo de
sociabilidad mencionada previamente, donde no es necesario interactuar
visualmente con otro, basta que el otro este escuchando para participar en la
interacción.
2.4 Diseño de los locales
Un último punto a considerar en este análisis de los
artefactos es el diseño de los locales, entendiendo la disposición de los
televisores y de los “ambientes” donde se observaban las carreras. En el Teletrak
de La Cisterna existían 4 ambientes, en tres pisos distintos, lo que permitía
la movilidad y el intercambio de puestos entre carreras, ya que era más fácil
ver la carrera desde distintos ángulos del lugar. Esto generaba la oportunidad
de encuentros espontáneos entre apostadores, que se movían constantemente ya
sea a las cajas a apostar o a ver la carrera de lugares distintos. En cambio en
el local de Manuel Montt, el local era una sala larga con una serie de asientos
apuntando a un solo televisor. Ante este escenario la movilidad de los
apostadores era reducida por los aspectos materiales del local, incentivando el
quedarse sentado por largos periodos de tiempo sin cruzar palabras con otros.
Conclusiones
(parciales)
En términos generales, es posible plantear que al
interior del Teletrak un tipo de apuesta especifico, distinto al realizado en
el hipódromo o en otro tipo de juegos de azar. Para poder afirmar esto de forma
categórica, se requeriría un trabajo comparativo, que por motivos de tiempo
escapa a los propósitos de este trabajo. Sin embargo, es posible afirmar que en
los locales de Teletrak existen características comunes, que generan relaciones
específicas entre los agentes calculadores y otros elementos de la red. Estas
relaciones tienen que ver tanto con la gran disponibilidad de información y de
tiempo, como con la sociabilidad especial al interior de un local. Estas
especificidades del Teletrak pueden ayudar a explicar la sustentabilidad de
este mercado, ya que mantienen conectado a la red a un tipo de consumidor que
puede ser distinto al que va al hipódromo. El usuario del Teletrak afirma que
va al local, además de a apostar, a pasar un rato con los amigos, a liberar
tensiones o escapar de la señora. Aunque comúnmente se lo vea en soledad,
ensimismado en la pantalla o en un papel, lanzando frases al aire o tomando una
cerveza a escondidas afuera del local, el apostador se siente cómodo en ese
contexto, siendo parte de esa red especifica, que constituye cada local de Teletrak
a lo largo del país.
Compadre Moncho jugando en Teletrak (Por The Clinic) |
[1]
Para levantar la información analizada en este trabajo, se realizaron dos
visitas al Teletrak de Manuel Montt (con 4 entrevistas/conversaciones), dos al
de Lo Ovalle (3 entrevistas/conversaciones) y una al de Vitacura (1 entrevista).
Se pretende asistir una vez más al Teletrak de Vitacura, antes de la entrega
definitiva de resultados, aunque ya se vislumbra cierta saturación de los
datos.
[2]
Elegir los 4 primeros caballos en el orden correcto