domingo, 23 de septiembre de 2012

Resultados

Resultados[1]


1. El local Teletrak: delimitación de los elementos que componen la red


Se podría comenzar por la pregunta ¿Qué elementos (agentes y herramientas de cálculo) construyen un local Teletrak y cómo se posicionan para dar forma a la interacción económica? Una vez delimitados los elementos que componen la red, en la que se lleva a cabo la apuesta, será posible acercarse con más profundidad a fenómenos y acciones específicos que se generan en el mercado de interés.

Por Transparent radiation (Flickr)

Desde el aspecto físico o espacial, el Teletrak no parece muy complejo, no contiene una gran cantidad de elementos (materiales al menos). El modelo más simple es el que ofrece el local ubicado en Providencia, en el que podemos encontrar lo más básico, pero a su vez imprescindible, para que el Teletrak funcione como parte del mercado de apuestas hípicas. El local consiste en una sola habitación larga, con una caja en la que se reciben/pagan las apuestas y una serie de sillas que apuntan hacia una pantalla grande de televisión, en la cual se transmite “Teletrak TV”. Otro elemento material característico de este espacio, son las hojas de información de las carreras del día (gratis) y libros con la información más detallada de las carreras (a 1.000 pesos). Para completar los elementos de esta red, falta agregar los agentes calculadores, es decir, los apostadores y las cajeras. Vale la pena recalcar la distinción de género, los apostadores suelen ser hombres, por lo general de edad avanzada (sobre los 50 aprox.), que acuden en solitario al local. En todas las visitas a locales, se vio escasas mujeres participando en la apuesta y sólo en el local de La Cisterna, además se quedaban poco rato apostando. Por otra parte, es interesante notar que tanto los locales de Vitacura y de Manuel Montt, la caja era operada por una mujer, en contraste con un público exclusivamente masculino.

A este modelo básico de local Teletrak, se le pueden agregar elementos, que pueden tener cierta relación con el nivel socioeconómico de los asistentes. Por ejemplo, en el local de La Cisterna hay 4 pisos (pequeños) en los que se puede observar las carreras, pero ninguno en privado. En el de Providencia, existe una sala cerrada en la cual hay unas mesas privadas, en las cuales se ubican “los apostadores de más peso”, según un entrevistado de ese local. En el Teletrak de Vitacura, hay también 4 ambientes, pero bastante más diferenciados. De hecho, incluye un “café-restorán” en la terraza, adentro dos salas con sillas y un segundo piso privado, en el que apuestan “los dueños de caballos, gerentes de empresas grandes (de Falabella), gente que apuesta en grande”, dice un entrevistado del local. En este sentido, es posible apreciar una relación que parece estar dada por la cantidad apostada, mientras más alta la suma, más privacidad espera el apostador. Este ejemplo, da cuenta de las posibles relaciones entre la decisión de apostar de un agente y otros elementos de la red, como la privacidad (relaciones con otros) y la disposición física de los elementos materiales que componen el local. Por ello, a continuación nos enfocaremos en la decisión de apostar y en aquellos elementos que tengan relevancia para el enmarcado que realiza el propio apostador, en tanto participante de la red.


2. La apuesta: herramientas de calculabilidad


La apuesta es la acción económica por excelencia del mercado de juegos de azar, ya que es el acto que involucra el intercambio de dinero entre agentes calculadores, por lo tanto parece relevante centrarnos en la forma en que el espacio del Teletrak posibilita y genera un tipo de apuesta especifico. Considerando el enfoque socio-técnico de este trabajo, lo importante es observar de qué manera las herramientas que proporcionan la información para tomar la decisión de apostar (más allá del contenido que tome en consideración cada apostador), moldean un tipo de relación social específica y construyen un tipo de apuesta propio del Teletrak. Por ello, el centro del análisis esta puesto en la relación entre las fuentes de información (tecnologías o herramientas de calculabilidad) y los agentes que apuestan.

Por Ignacio Rojas

En el local Teletrak, la principal fuente de información “oficial” del mercado de apuestas hípicas son los textos informativos que entregan datos relevantes para la elección del caballo al que se le apuesta. Estos textos, aparecen relacionados más que nada con la difusión de conocimiento experto. Son presentados por medio de artefactos como los “programas oficiales”, libros y pantallas de televisión que se encuentran en el lugar donde se realiza la apuesta. El único que no es gratuito es el libro que cuesta 1.000 pesos. Estos textos se ofrecen al agente para la interacción, en el sentido de que el apostador traduce de una determinada manera la información que está contenida en éstos, otorgando importancia sólo a algunos fragmentos de información y desechando otros. Es mediante la lectura y traducción de los textos que el apostador pone en juego sus conocimientos y su habilidad para determinar a qué caballo(s) apostar. El primer mensaje que generan estos textos (programa oficial) es que la decisión sobre la carrera remite a una gran cantidad de información, que involucra las características del jinete, del caballo, el dueño y el preparador, agregándole informaciones de la prensa sobre los favoritos. En ese sentido, el programa hace patente que la decisión es compleja. De hecho las primeras conversaciones con apostadores habituales fueron sobre “aprender a mirar” el texto, es decir, a que información prestarle atención y cual desechar.


2.1 Libros: experticia y tiempo


En este punto adquiere relevancia una de las distinciones que realizan los propios entrevistados, ya que hay cierta información que puede ser interpretada y utilizada por cualquier usuario y otra que parece ser restringida para gente con cierto nivel de conocimiento más avanzado. Así, los entrevistados consideran que existen apostadores expertos y otros que no lo son tanto. La gente que no se identifica como experta suele apostar a partir la llegada y los tiempos de carreras anteriores, ya que esta información es la que tiene relevancia para ellos, que no consideran el jinete, ni el peso de los caballos u otros elementos de la hoja. Los expertos son caracterizados por el resto de los apostadores no expertos a partir de su memoria. “Para ser experto hay que saberse hasta los papás de los caballos” dice un entrevistado en el Teletrak de La Cisterna, haciendo referencia a una información que parece difícil de retener, al igual que los recuerdos de carreras anteriores de cada caballo o cada jinete. Pero hay textos que entregan la información necesaria para ser experto, si es que el experto se considera a partir de la memoria, ya que los libros que se pueden comprar a sólo 1.000 pesos y entregan la información detallada de cada caballo en la carrera del día. De esta forma otro entrevistado refiere a que el experto es el que no necesita libro, en cambio él tiene que comprarse uno para poder apostar con la misma información. El libro contiene además cierta información de expertos en estadística de la prensa para guiar al apostador. Sin embargo, cuando la distinción la marcan los autodefinidos como expertos, estos no hacen referencia a la memoria, sino a un conocimiento tácito otorgado por una experiencia laboral en la hípica. Cuando se le pregunta a un entrevistado del Teletrak de Vitacura que factores considera para elegir su caballo, menciona que el cálculo que hace es muy complejo para explicárselo al investigador, que no tiene conocimientos hípicos, que él sabe mucho de el tema porque trabajo en el hipódromo e incluso es hijo y nieto de jinetes. Entonces, en este caso el experto no es el que se acuerda de muchas cosas, sino el que sabe utilizar la información de una determinada forma a partir de un conocimiento previo. De hecho dos de los entrevistados que se consideraban expertos tenían libros y señalaban como “traducían el texto” para decidir su apuesta, tomando en consideración factores como el historial del caballo, sus tiempos, el jinete, entre otros. Vale la pena destacar que en el Teletrak de Vitacura todos los apostadores tenían libros, en cambio en el de La Cisterna era raro ver a apostadores con libro, todos ocupaban hojas.

En el hipódromo
Un aspecto clave, tiene que ver entonces con la disponibilidad de una gran cantidad de información para ser interpretada por el apostador. Y quizás más importante aún, y no sólo para aquellos que se consideran expertos, el Teletrak otorga el tiempo suficiente para poder estudiar los datos de una carrera y poder tomar una mejor decisión. Un entrevistado de La Cisterna dice: “Si he ido a ver las carreras en la cancha. Uno no puede apostar mucho allá. Uno va a ver los caballos, que tiene que preocuparse de esto… Uno tiene menos tiempo para meterse en la carrera. Acá uno tiene más tiempo para eso, para preocuparse de la carrera”. El espacio del Teletrak, con su distancia de la carrera en vivo, genera un espacio tranquilo, en el que un agente puede dedicarse a analizar con más calma y dedicación la información contenida en el libro. Así, la apuesta tendería a ser un proceso más reflexivo en el Teletrak o al menos aumenta la posibilidad de apostar en varias carreras consecutivas, pues se tiene toda la información a mano y tiempo para analizarla.



2.2 Programadel día de carreras:


Respecto al uso de programas oficiales, que son hojas que contienen información más reducida sobre los caballos que compiten en una carrera, estos pueden afectar incluso el tipo de sociabilidad que se genera entre los asistentes al Teletrak. Ya que cada apostador al ingresar saca una hoja y se sienta a rayarla con un lápiz para decidir su apuesta, marcando los caballos que “le gustan” para cada carrera. De esta forma la tecnología mediante la cual se presenta el texto, conduce a una especie de ensimismamiento de cada apostador, donde cada uno se concentra en su hoja y no conversa con el resto, excepto en momentos “especiales” como la fila para apostar o después de una carrera. La apuesta se presenta en un comienzo como una decisión personal que se plasma en el rayar la propia hoja o el libro. A pesar de este aspecto disuasivo de interacción con otros agentes, a su vez la hoja presenta una temática de conversación común y abre una posibilidad de “dialogo” con otros apostadores. En todas las idas a los locales, prácticamente no pude escuchar conversaciones sobre temas extra-hípicos. Todo lo que se hablaba entre los asistentes tenía que ver con la apuesta, son conversaciones como la que sigue: “Va a estar entre el 1 y el 4. El único que le puede ganar es ese. Si cacha que bonito va el 4, livianito. Va con unos 50.”. A veces la conversación sólo implica una exclamación, que parece no esperar siquiera una respuesta, una especie de comentario a nadie, una interpretación de la información que aparece en la hoja, que puede o no generar respuesta de otro. Además, la televisión actualiza información que no estaba en los papeles, como la información visual de los caballos y los dividendos de cada uno de estos. El “ambiente” que se forma entre las carreras puede ser descrito como una especie de trance, donde cada apostador se encuentra sentado solo, mirando su hoja o la pantalla donde se repite una y otra vez la carrera anterior, sin mirar a los demás apostadores que se encuentran sentados cerca, pero lanzando frases ocasionales sobre las carreras.

Lo interesante, es que este tipo de sociabilidad bastante poco común fuera del Teletrak (en base a frases a todos y a nadie), tiene implicancias en la decisión de apostar. Ya que como me cuenta un entrevistado de Providencia, a veces él apuesta por cosas que escucha de otros apostadores, de hecho su premio más grande (350.000 pesos) lo consiguió “armando” una perfecta[2] en base a información escuchada al azar y decisiones propias.


2. 3. Pantallas de televisión: sociabilidad y ritmos

Por regalatisgratis (Flickr)

En este punto parece relevante el análisis de otro intermediario técnico cómo son las pantallas de televisión, las que se encuentran repartidas por todo el local y en constante funcionamiento. Tanto la música cómo la información visual que se presenta entre carreras es “plana” y repetitiva, generando un ambiente con un ritmo lento entre carreras, con un contraste muy marcado con los momentos de carrera, donde el ambiente se anima con lo que se muestra en pantalla. De esta forma se puede ver, al igual que en el texto de Knorr Cetina y Bruegger (2002), como las pantallas condicionan el ritmo de los Teletrak, con grandes momentos de relajo y pocos de tensión, estos últimos limitados a los pocos segundos que dura la carrera, donde los apostadores gritan y animan a sus caballos ruidosamente. Es sólo en estos periodos cercanos a la carrera que los apostadores suelen cruzar algunas palabras entre ellos, generando un dialogo que no suele escapar de la temática hípica, refiriendo al caballo que “le gusta” a cada uno en la carrera que viene o el resultado de la que ha pasado recién. En este sentido, si bien las tecnologías producen una individualización de la apuesta, también pueden congregar a los usuarios, en definitiva van marcando los ritmos. En este punto, parece pertinente aplicar el concepto de “face-to-screen situation” (Knorr Cetina y Bruegger, 2002), el cual supone una situación donde el espacio y sus elementos están configurados para privilegiar una interacción con la pantalla, antes que con los otros elementos que se encuentran presentes. Esto conlleva a una “división del trabajo” de los sentidos, donde la pantalla domina la interacción, concentrando a la vista, mientras que todo lo que ocurre alrededor queda en un segundo plano, captado por medio del oído. Esto podría explicar ese tipo de sociabilidad mencionada previamente, donde no es necesario interactuar visualmente con otro, basta que el otro este escuchando para participar en la interacción.


2.4 Diseño de los locales


Un último punto a considerar en este análisis de los artefactos es el diseño de los locales, entendiendo la disposición de los televisores y de los “ambientes” donde se observaban las carreras. En el Teletrak de La Cisterna existían 4 ambientes, en tres pisos distintos, lo que permitía la movilidad y el intercambio de puestos entre carreras, ya que era más fácil ver la carrera desde distintos ángulos del lugar. Esto generaba la oportunidad de encuentros espontáneos entre apostadores, que se movían constantemente ya sea a las cajas a apostar o a ver la carrera de lugares distintos. En cambio en el local de Manuel Montt, el local era una sala larga con una serie de asientos apuntando a un solo televisor. Ante este escenario la movilidad de los apostadores era reducida por los aspectos materiales del local, incentivando el quedarse sentado por largos periodos de tiempo sin cruzar palabras con otros.


Conclusiones (parciales)


En términos generales, es posible plantear que al interior del Teletrak un tipo de apuesta especifico, distinto al realizado en el hipódromo o en otro tipo de juegos de azar. Para poder afirmar esto de forma categórica, se requeriría un trabajo comparativo, que por motivos de tiempo escapa a los propósitos de este trabajo. Sin embargo, es posible afirmar que en los locales de Teletrak existen características comunes, que generan relaciones específicas entre los agentes calculadores y otros elementos de la red. Estas relaciones tienen que ver tanto con la gran disponibilidad de información y de tiempo, como con la sociabilidad especial al interior de un local. Estas especificidades del Teletrak pueden ayudar a explicar la sustentabilidad de este mercado, ya que mantienen conectado a la red a un tipo de consumidor que puede ser distinto al que va al hipódromo. El usuario del Teletrak afirma que va al local, además de a apostar, a pasar un rato con los amigos, a liberar tensiones o escapar de la señora. Aunque comúnmente se lo vea en soledad, ensimismado en la pantalla o en un papel, lanzando frases al aire o tomando una cerveza a escondidas afuera del local, el apostador se siente cómodo en ese contexto, siendo parte de esa red especifica, que constituye cada local de Teletrak a lo largo del país.

Compadre Moncho jugando en Teletrak (Por The Clinic)



[1] Para levantar la información analizada en este trabajo, se realizaron dos visitas al Teletrak de Manuel Montt (con 4 entrevistas/conversaciones), dos al de Lo Ovalle (3 entrevistas/conversaciones) y una al de Vitacura (1 entrevista). Se pretende asistir una vez más al Teletrak de Vitacura, antes de la entrega definitiva de resultados, aunque ya se vislumbra cierta saturación de los datos.

[2] Elegir los 4 primeros caballos en el orden correcto

jueves, 30 de agosto de 2012

Métodos


Enfoque metodológico

Como se mencionaba en las entradas previas, el foco de interés de este trabajo esta puesto en la forma específica en la que el espacio del Teletrak posibilita/moldea la interacción entre apostadores y la empresa Teletrak. La concepción del mercado tiene que ver con la propuesta de Callon (1998), es decir, concebirlo como una red sociotécnica, en la que agencias calculadores interactúan en espacios específicos, haciendo uso de herramientas que modifican su cálculo y sus acciones. Por otra parte, tanto los textos de Knorr Cetina y Bruegger (2002) como el de Garcia-Parpet (2007), enfatizan en la importancia de observar las características del espacio específico donde se da el intercambio del mercado, ya sea presencialmente o con material secundario. En nuestro caso, optaremos por una metodología más cercana a la de Knorr Cetina y Bruegger.



Métodos de recolección de datos


Para responder a las interrogantes planteadas en el trabajo se recurrirá a dos tipos de técnicas de recolección. Ambas corresponden a métodos cualitativos de investigación y suponen el trabajo en terreno para la recogida de información. Estas son:


  1. Entrevistas semi-estructuradas. Estas se pretenden realizar en los momentos previos a las carreras y en los intervalos entre carreras en el mismo espacio del Teletrak. Debido a las características especificas de este tipo de consumo, que puede ser mal visto o poco ético para algunos, probablemente será difícil grabar a los entrevistados a pesar de asegurar confidencialidad. Debido a este impedimento se privilegiara el uso de anotaciones si es que el entrevistado manifiesta incomodidad ante la opción de ser grabado.
  2. Observación participante. Se plantea una aproximación al espacio y a los actores del Teletrak por medio del involucramiento activo en ese contexto. Para ello se privilegiara la lógica de acercarse a los locales como un apostador más y realizar apuestas junto al resto de los consumidores, compartiendo los momentos previos a la carrera, la observación de esta y los momentos posteriores a esta. Es posible utilizar el hecho de ser “novato” en el tema, para iniciar las conversaciones y permitir que los apostadores tematicen ámbitos que para ellos ya estén naturalizados, como los fundamentos para la elección de caballos.



Fuentes de información


Dada la limitación temporal para realizar este trabajo, se privilegiara profundizar en ciertos casos, más que intentar algún tipo de representatividad cuantitativa. Como se mencionó previamente, existen 200 locales de la red Teletrak, esparcidos en todo Chile (incluso hay uno en Brasil) por lo que cubrirlos todos será imposible. Por ello, la idea es concentrarse en 2 o 3 locales ubicados en Santiago y realizar 2 o 3 visitas a cada uno, para lograr conocer mejor el espacio y las dinámicas que se generan en su interior, entre sus asistentes. Con tal de lograr algún grado de segregación socioeconómica, que permita en la comparación encontrar aquello específico del Teletrak, se escogerá un local de Vitacura, otro de Providencia y uno de Lo Ovalle.



Plan de análisis


El análisis del material se realizara mediante una comparación entre los datos recolectados en los distintos locales Teletrak, intentando levantar aquellas características comunes entre los tres espacios, que puedan entenderse como propias de “un local Teletrak”. Estas pueden ser referidas, tanto al espacio mismo del local y la ordenación material de sus elementos, como a las dinámicas y prácticas (calculadoras) de los agentes que participan en la apuesta. Se considerará a la apuesta, como el acto de intercambio propio de este mercado y, por lo tanto, parte importante del análisis se centrará en delimitar aquellos elementos que son tomados en consideración (enmarcados) por los agentes al realizar la apuesta. Apuntando al mismo problema, se intentará observar qué papel juegan las pantallas y otros elementos materiales del local, en la toma de decisión de la apuesta y de otras acciones en ese espacio (por ejemplo sociabilidad).  Para el análisis de las entrevistas, posiblemente no grabadas, se utilizaran las rejillas para comprar entre los ejes relevantes para la investigación (ordenación de elementos materiales, espacio, marco de la apuesta, valor del dinero, tipos de interacción social, elementos en la red y otros que puedan ir emergiendo del trabajo de campo).

miércoles, 29 de agosto de 2012

Videos relacionados

Dejo algunos videos relacionados al Teletrak, para mostrar un poco de lo que pasa en el local.

En el primero se puede ver una carrera, transmitida por Teletrak TV. Es lo que se puede apreciar por todas las pantallas en el local de Teletrak, aunque también desde la casa (si se contrata Teletrak TV). Es lo que concentra todas las miradas de los asistentes y detona las reacciones de los apostadores.



En el segundo se muestra un reportaje breve de "The Clinic" sobre las apuestas en Teletrak. Se puede ver un local, en horas de poco público y se escucha a un apostador habitual "reflexionando" sobre su consumo de apuestas.

jueves, 23 de agosto de 2012

Conceptos y preguntas


Como se mencionaba previamente, el  tema a estudiar es el mercado de las apuestas en Chile, específicamente el análisis de las (inter)acciones económicas en el espacio del Teletrak. Para realizar esta investigación es importante delimitar el concepto de mercado y, junto con ello, aquellas nociones que nos van a permitir observar y comprender lo que ocurre en el caso especifico del Teletrak. Para ello seguiremos la conceptualización de Callon (1998) sobre el mercado y las redes sociales. Luego, tomando aportes de Knorr Cetina & Bruegger (2002) y de Garcia-Parpet (2007) , se revisará la importancia de las tecnologías de la información, enfatizando también la consideración del espacio especifico donde se enlazan las agencias calculadoras y los elementos materiales que hacen posible el cálculo.

Para acercarse a la comprensión de lo que es un mercado, Callon (1998) parte de la definición de Guesnerie (1996), de la cual va a extraer los elementos relevantes para su propia definición. Lo importante, más allá de la definición de Guesnerie (bastante extensa como para revisarla aquí), tiene que ver con la interpretación que hace Callon de los elementos relevantes que comprenden la definición de “mercado”:

  • En primer lugar, el mercado está compuesto por agencias calculadoras (en vez de individuos racionales sobre o sub-socializados). Estas agencias, necesitan información para poder calcular. La información es requerida para que la agencia logre identificar estados de mundo (distribución de actores y bienes) y establecer patrones de acción que le permitan modificar o producir diversos estados de mundo.
  • En segundo lugar, el mercado implica una organización. Esto implica el reconocimiento de que pueden existir diversas agencias calculadoras y pueden estar distribuidas de forma variable.
  • Por último, el mercado es un proceso en el cual las agencias calculadoras se enfrentan y logran estabilizar acuerdos en forma de precios o contratos. Sin embargo, el carácter de proceso permite observar los cambios y la construcción de los acuerdos como performances históricas o situadas, no son acuerdos estáticos e inmodificables.


Una vez enunciada la idea de mercado, Callon va a proponer la idea de red social, como solución al problema de la sobre o sub-socialización del agente económico. Básicamente, la propuesta de Callon es que el agente sólo puede calcular en la medida en que se encuentra inmerso en una red de relaciones con otros agentes. No quiere decir que el agente deba estar abierto al mundo, sino que el agente contiene al mundo, en la medida en que ese mundo está construido por el propio agente desde su propia posición en la red de relaciones. El agente no puede existir fuera de la red, porque no podría pensarse sin estar inserto en la red.



Otro concepto relevante que levanta el análisis de Callon, es el de enmarcar. Con esto, hace referencia a que para llegar a realizar un cálculo, el agente debe haber delimitado una cierta cantidad de elementos que se van a considerar en la operación de calcular. El enmarcado supone también desenredar, separar aquellas cosas que van a ser tomadas en cuenta para el cálculo, de la red de relaciones en la que está inserta, para poder realizar un cálculo más preciso con elementos bien delimitados. El último elemento que se tomará del análisis de Callon, tiene que ver con la importancia que adquieren los equipamientos y los dispositivos materiales (incluidos en la red), que moldean y especifican el cálculo de las agencias calculadoras en mercados concretos. Son las formas y las distribuciones específicas de las agencias calculadoras las que constituyen un mercado.

Para aproximarnos a los elementos específicos que pueden dar forma a un determinado mercado, tomaremos algunos conceptos del texto de Knorr Cetina y Bruegger (2002) sobre el mercado financiero. Los conceptos más relevantes para nuestra investigación son aquellos que nacen de la microsociología y tienen que ver con la delimitación de una situación, ligada a una ocasión concreta en un espacio específico. En esta línea, se hace relevante la distinción que establecen entre “embodied presence” (situación cara-a-cara) y “response presence”. Estas últimas corresponden a situaciones en las que los participantes pueden responder simultáneamente a un objeto común, pero sin estar físicamente presentes uno con el otro. En este último caso adquiere importancia la tecnología, que puede generar encuentros mediados por objetos electrónicos, como las pantallas. De este tipo de situaciones va a surgir otro concepto relevante para nuestra investigación, que tiene que ver con lo que los autores llaman “face-to-screen situation”. Esta es una situación donde el espacio y sus elementos están configurados para privilegiar una interacción con la pantalla, antes que con los otros elementos que se encuentran presentes. Esto conlleva a una “división del trabajo” de los sentidos, donde la pantalla domina la interacción, concentrando a la vista, mientras que todo lo que ocurre alrededor queda en un segundo plano, captado por medio del oído.

En el texto de Garcia-Parpet (2007), al igual que en este último, podemos encontrar el énfasis que se hace en la coordinación de los agentes en un mercado mediante objetos tecnológicos (pantallas). Es decir, fomentando la interacción entre hombre y pantalla, cambiando la relación social que podría darse entre personas (como el regateo, de Geertz (1978)), por una configurada por objetos. Además, la autora otorga relevancia a la ordenación de los elementos en el espacio en el cual se llevan a cabo las actividades económicas. Lo que tiene que ver con la modificación o formateo sobre una determinada forma de calcular las acciones. En el caso del mercado de frutillas que observa la autora, es posible encontrar intencionalidad a la hora de “producir” un mercado, ordenando los elementos que constituyen la red de cierta forma, para privilegiar un determinado tipo de agentes calculadores (impersonales por ejemplo, por sobre una relación cara a cara).

En base a esta revisión de autores, es posible plantear el problema de manera más clara sobre el mercado de apuestas presente en el Teletrak. Las consideraciones de Callon, nos llevan a plantearnos el problema en torno a la exploración de la diversidad de formas y distribuciones  de agencias calculadoras, que constituyen una organización relativamente estable, es decir, un mercado. En esta línea, los aportes de los otros autores, permiten que nos planteemos la importancia del espacio específico de un local (Teletrak), como parte de una red, en la cual se construye una situación específica de calculabilidad (apuesta). Para poder observar cuales son las características del cálculo en la apuesta hípica, es necesario dotar de importancia al tipo de interacción que se genera por medio de las pantallas y de la distribución material del local de Teletrak. Las nociones de “face-to-screen situation” y la intencionalidad que puede estar detrás del diseño del espacio de intercambio, adquieren relevancia para el caso especifico que queremos observar. A partir de esto es posible extraer la pregunta: ¿Qué tipo de agencia calculadora es la que posibilita el espacio del Teletrak? Y más específicamente ¿Qué rol juegan las pantallas y la distribución de los objetos en esta red? ¿Cuáles son los elementos que enmarcan la decisión de apostar en el local de Teletrak y como se desenredan para realizar el cálculo? 


Bibliografía
  • Callon, M. 1998 'Introduction: The embeddedness of economic markets in economics', in M. Callon (ed) The laws of the markets: Blackwell Publishers / The Sociological Review. En español en: http://apuntescecyp.com.ar/index.php/apuntes/article/view/123
  • Garcia-Parpet, M.-F. 2007 'The Social Construction of a Perfect Market: The Strawberry Auction at Fontaines-en-Sologne’ in D. MacKenzie, F. Muniesa and L. Siu (eds) Do Economists make markets? On the performativity of economics, Princeton: Princeton University Press.
  • Geertz, C. (1978). ‘The Bazaar Economy: Information and Search in Peasant Marketing’, American Economic Review 68 (2) :28-32.
  • Knorr Cetina, Karin D. and Urs Bruegger (2002) ‘Global Microstructures: The Virtual Societies of Financial Markets’, American Journal of Sociology 107(4).


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jueves, 16 de agosto de 2012

Presentación del caso


Las apuestas y los juegos de azar han tenido un tratamiento escaso en la literatura sociológica,  especialmente a nivel nacional. Este escaso tratamiento, no puede ser justificado por calificar estos fenómenos de “raros” o por asumir que son realizados por pocas personas de la población. Más bien, aparece como comportamientos generalizado y desplegado a través de diversas instituciones y prácticas. Existe un amplio mercado de apuestas, dentro de la legalidad, que incluye las loterías (Loto, Kino, etc), los casinos, las carreras de caballos (diversos hipódromos), las maquinas tragamonedas, deportes (Xperto) y las apuestas online. Según el diario chileno “Estrategia”, la industria de apuestas facturó sobre los US$1.200 millones el año 2010, con proyecciones de alza para el año siguiente. Según el estudio, “el gasto per cápita de los chilenos sólo en juegos de azar (Polla y Lotería) alcanzaría los US$17, tres veces menos que en Estados Unidos, pero superior a Perú. En la hípica, en tanto, el monto de apuestas es el mayor de Sudamérica”[1]. Esta información permite comprobar que nos encontramos frente a un mercado bastante consolidado en Chile, en el que cotidianamente podemos encontrar que participa buena parte de la población, aunque sea de forma esporádica. A pesar de la extensión del mercado de apuestas, existe poca reflexión al respecto en nuestro país. Las ideas que se manejan en el imaginario cotidiano varían según el tipo de apuestas que se realice. Por lo general, las apuestas en lotería de forma regular no se consideran nocivas, en cambio la apuesta regular en casinos o carreras de caballos adquiere, a veces, rasgos de vicio o patología. De esta manera, algunos segmentos de este mercado se relacionan a diversos tipos de consumidor, asumiendo en algunos casos comportamientos nocivos y, en otros casos, inofensivos. Ante este escenario, surge la inquietud por observar más de cerca este mercado de apuestas, intentando generar una reflexión más seria sobre las prácticas del consumidor.



El interés de este trabajo tiene que ver con el mundo de las apuestas en la hípica, específicamente con el caso de las agencias Teletrak. El Teletrak es “una red de locales de Arica a Punta Arenas, especialmente preparadas y adecuadas para la transmisión y venta de apuestas de carreras de caballos de los Hipódromos centrales”[2]La Red Teletrak es administrada por Club Hípico de Santiago y el Hipódromo Chile, pero en ella están asociados el resto de los hipódromos del paísDe alguna forma, el Teletrak es la masificación de las apuestas en el hipódromo, permitiendo a la gente apostar a kilómetros de las carreras concretas. El hecho de que en Chile existan 199 locales de Teletrak, repartidos en todas las regiones del país[3], demuestra su masividad y, de alguna forma, su viabilidad económica. El hecho de que el Teletrak transmita carreras de los varios hipódromos que existen a lo largo de Chile (Antofagasta, Hipódromo Chile, Santiago, Valparaíso y Concepción), permite que casi todos los días de la semana exista la posibilidad de apostar en este rubro. En ese sentido, el Teletrak tiene la posibilidad de generar apuestas con bastante regularidad y, considerando que en los días de carrera hay 19 carreras, el gasto se puede dar de forma intensiva. Existen varios tipos de apuesta que se pueden hacer en un día normal de carreras, que varían su complejidad, asociando a mayor riesgo un mayor premio[4]. La apuesta mínima, para todos los tipos de apuesta es de 200 pesos, una cantidad bastante pequeña, pero que puede ir aumentando con la posibilidad de hacer más de una apuesta por carrera. Esto hace que en un día de apuestas, si se apuesta 200 pesos por carrera el gasto sea de casi 4000 pesos. Sin embargo es bastante poco común hacer sólo una apuesta por carrera, lo que hace que a veces las sumas apostadas en un día normal puedan exceder los 10000 pesos. Del lado de los premios, podemos encontrar que los últimos 10 años los premios repartidos superan los US$ 26 millones al año, llegando el año pasado a entregar una cantidad superior a US$ 30 millones[5]. Como se puede apreciar mirando las cifras, las cantidades que se mueven en el mercado del Teletrak no son nada despreciables. Esto genera el interés por saber la manera en que se producen los intercambios en este rubro y los elementos involucrados en la práctica de apostar.


Para esto, es necesario el acercamiento al espacio físico del Teletrak, lugar en el que se congregan los “clientes” a apostar, espacio en el que se toma la decisión especifica de realizar una (o más) apuesta(s). A modo de reconocimiento previo del terreno, se realizaron dos visitas al Teletrak ubicado en la calle Providencia, a la altura de Manuel Monnt. En base a la observación (participante) y conversaciones informales, es posible hacerse una idea preliminar de lo que ocurre en el Teletrak. El público-apostador es exclusivamente masculino, sólo había una mujer y era la que vendía las apuestas, la mayoría de los asistentes tiene más de 40 años y trabaja por el sector. Por lo general, la gente parece un poco recelosa de exponer su asistencia regular al lugar, reconociendo tácitamente el hábito de apostar como algo que debe permanecer anónimo. En sintonía con esto, los ventanales del Teletrak son polarizados, permitiendo a la gente que apuesta ser “invisible” para quien pase por afuera. Por otra parte, la elección de la apuesta, que podía considerarse algo relativamente simple considerando los tipos de apuesta existentes, aparece como un fenómeno extremadamente complejo en la práctica. El acto de apostar, o la elección que implica, se hace complejo ya que la cantidad de factores que pueden llegar a ser importantes para la elección, son muchos y extremadamente variados. Pueden ir desde elegir por el nombre del caballo (gusto propio), a un análisis detallado de las estadísticas de los caballos, jinetes, criadores y dueños. Pasando también por la lectura de “señas” que hace el jinete mientras pasea el caballo, corazonadas místicas, conocimiento experto o información privilegiada.


En resumen, podemos encontrar en el Teletrak una muestra de los que es el mercado de las apuestas. Un mercado que mueve importantes sumas de dinero casi diariamente y que a pesar de ser un fenómeno bastante generalizado, ha sido poco observado desde el mundo académico. En el caso de la hípica, una de las actividades que motiva más apuestas en Chile, el Teletrak cumple la función de masificar y extender la posibilidad de apostar, fuera de los límites espaciales del hipódromo y lejos del lugar físico de la carrera. Esto genera un nuevo espacio en el cual se llevan a cabo las transacciones entre consumidor y productor, posibilitando nuevas formas de consumo, modificando las relaciones sociales que hacen posible la apuesta. La idea del trabajo es observar que ocurre en el Teletrak, identificando elementos relevantes para la interacción en el mercado de apuestas.